Cosas que hacer en Quito: Una escapada llena de historia

Un paseo por el Centro Histórico de Quito

Caminar por el Centro Histórico es sumergirse en un museo vivo al aire libre, donde cada esquina revela siglos de historia y tradiciones que todavía laten en la vida cotidiana. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este barrio colonial deslumbra con joyas arquitectónicas como la Iglesia de la Compañía de Jesús, revestida en pan de oro, y la Basílica del Voto Nacional, cuyas torres regalan una de las mejores vistas de la ciudad. Pasear por la Plaza de la Independencia, entre palacios, cafés y músicos callejeros, es una de esas cosas que hacer en Quito que se convierten en recuerdos imborrables.

La magia del lugar también se encuentra en los detalles más sencillos: vendedores que ofrecen dulces tradicionales, artesanos trabajando en talleres escondidos y el sonido de las campanas que marcan el ritmo de la jornada. Aquí, la historia no se contempla a distancia: se vive en cada paso, en cada conversación y en cada sabor que surge de los mercados cercanos. Perderse en sus calles empedradas es descubrir una Quito auténtica, acogedora y orgullosa de su herencia.

Arte ecuatoriano en museos y espacios alternativos

El arte quiteño cuenta historias que van desde el mundo precolombino hasta las propuestas más vanguardistas, ofreciendo al visitante un recorrido que conecta pasado y presente. Entre las cosas que hacer en Quito, visitar museos es imprescindible: la Casa del Alabado conserva piezas arqueológicas que revelan la cosmovisión de las culturas originarias; el Museo de la Ciudad, instalado en un antiguo hospital del siglo XVI, muestra la vida cotidiana de los quiteños a lo largo de la historia; y el Museo Nacional del Ecuador (MuNa) reúne una de las colecciones más completas del país, con arte colonial, republicano y moderno en un mismo espacio.

Para quienes buscan expresiones actuales, la Galería Arte Actual FLACSO se convierte en un punto de encuentro con artistas contemporáneos, exposiciones experimentales y debates culturales. Recorrer estos espacios es descubrir que Quito no solo resguarda su herencia, sino que también impulsa la creatividad de nuevas generaciones. Cada visita se transforma en una ventana distinta para comprender la identidad ecuatoriana y enriquecer el viaje con perspectivas únicas que trascienden el turismo convencional.

Sabores andinos que conquistan el paladar

La cocina quiteña es un viaje por los Andes servido en la mesa, donde cada plato lleva consigo siglos de tradición y un lazo profundo con la tierra. Entre las cosas que hacer en Quito, sentarse a probar un buen locro de papa con aguacate o una fanesca preparada en Semana Santa es tan esencial como recorrer plazas y museos. Estos sabores no solo alimentan, también cuentan historias de comunidades que encontraron en el maíz, la quinua y las hierbas locales la base de su identidad culinaria.

En medio de este universo gastronómico, el Spicy Restaurant, ubicado en el Mercure Alameda Quito, se presenta como un espacio donde la tradición se une con el refinamiento contemporáneo. Allí, el viajero puede degustar especialidades andinas reinterpretadas con un toque moderno, en un ambiente que combina elegancia y calidez. Incluir una cena en este restaurante dentro del itinerario es descubrir que la hospitalidad quiteña no solo se vive en las calles y mercados, sino también en la mesa, transformando la estadía en una experiencia completa.

Mercados tradicionales con identidad local

Recorrer los mercados quiteños es adentrarse en un mosaico de colores, aromas y voces que retratan la vida cotidiana de la ciudad. Entre las cosas que hacer en Quito, pocas experiencias se comparan con caminar por los pasillos del Mercado Central, donde los puestos rebosan frutas tropicales, granos andinos y especias que perfuman el ambiente. Allí, los visitantes pueden probar jugos recién preparados, conversar con vendedores que mantienen vivas recetas ancestrales y descubrir productos autóctonos que cuentan la historia de los Andes en cada bocado.

Otro punto imprescindible es el Mercado de San Roque, famoso por su autenticidad y por la enorme variedad de hierbas medicinales utilizadas en rituales y remedios tradicionales. Aquí, la experiencia no es solo de compra, sino también de aprendizaje, ya que los comerciantes comparten sus saberes con orgullo y cercanía. Estos espacios muestran una Quito genuina, donde la tradición se transmite de generación en generación y cada puesto refleja la identidad cultural de la ciudad.

Miradores y rutas para una vista inolvidable

Contemplar Quito desde lo alto es una experiencia que transforma la manera de vivir la ciudad. Entre las cosas que hacer en Quito, subir al Panecillo y admirar a la Virgen alada que custodia la capital es casi un rito de bienvenida, mientras que el Parque Itchimbía ofrece una panorámica donde los tejados coloniales se mezclan con los volcanes que enmarcan el horizonte. Caminos que ascienden entre calles empedradas, miradores escondidos y colinas históricas permiten descubrir la ciudad desde ángulos únicos, donde la luz cambia a cada hora y multiplica la belleza del paisaje.

Otros lugares, como el mirador de Guápulo o la ruta hacia Cruz Loma en el teleférico, regalan postales inolvidables que revelan un Quito profundo, vibrante y sereno al mismo tiempo. Y cuando llega el momento de descansar tras tantas vistas impactantes, el Mercure Alameda Quito se integra de forma natural al viaje: un refugio contemporáneo a pocos pasos del corazón histórico, con hospitalidad cálida y servicios que prolongan la experiencia andina. Allí, la ciudad no solo se contempla desde arriba, también se vive con intensidad desde adentro.

Hospedaje con personalidad en el corazón de la ciudad

Elegir dónde alojarse puede definir por completo la experiencia de un viaje. Después de recorrer plazas históricas, museos vibrantes y mercados llenos de vida, contar con un espacio que combine comodidad, ubicación estratégica y autenticidad se convierte en parte esencial de la lista de cosas que hacer en Quito. Un buen alojamiento no es solo un lugar para descansar, sino también un punto de partida que facilita descubrir la ciudad y disfrutarla con más calma, seguridad y energía.

En este sentido, el Mercure Alameda Quito se integra al espíritu de la capital como un aliado perfecto para quienes buscan vivirla desde adentro. Con estacionamiento gratuito que aporta practicidad, estadías familiares más accesibles gracias a la política de no cobrar a niños menores de 12 años, un restaurante y wine bar que celebran la gastronomía local, además de una piscina en la terraza con vistas privilegiadas y un gimnasio completamente equipado, el hotel convierte cada día en una experiencia redonda. Aquí, el descanso se entrelaza con la cultura y la hospitalidad quiteña, permitiendo que el viajero siga disfrutando de la ciudad incluso sin salir de sus instalaciones.

Quito tiene su ritmo. Mercure te conecta con su esencia

Quito se descubre entre volcanes, calles coloniales y sabores que marcan la memoria, y alojarse en el Mercure Alameda Quito es prolongar esa experiencia en cada detalle. Desde su ubicación privilegiada en el corazón de la ciudad hasta sus espacios diseñados para el descanso y el disfrute, el hotel acompaña al viajero con la calidez y autenticidad que distinguen a la capital ecuatoriana, convirtiéndose en el complemento perfecto de cada recorrido.

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