Comer en Malta o cómo enamorarse de su gastronomía

La comida es uno de los grandes alicientes de viajar porque habla de la historia y la tradición de cada lugar. A través de la gastronomía maltesa es posible hacer un viaje por la herencia que varios pueblos y culturas dejaron en estas tierras, no solo en su manera de entender la vida sino de saborearla. 

Gastronomía maltesa: cultura en el plato

Habitualmente se habla de la cocina maltesa como la cucina povera (cocina pobre), porque la mayor parte de los ingredientes que se emplean son austeros y comunes. Pero, como se suele decir, el hambre agudiza el ingenio, y de las numerosas penurias que marcaron el pasado de Malta sus habitantes supieron hacer su mejor virtud: transformar en un menú especial los platos más sencillos.    

La gastronomía maltesa, al igual que todo lo relacionado con la cultura del país, tiene influencias fenicias, griegas, romanas, españolas, italianas, francesas, británicas y turcas. Es una mezcla de sabores que recuerdan la huella que otros dejaron aquí sin olvidar el sello genuino de una tradición culinaria propia. Esta fusión de ingredientes, culturas y técnicas culinarias ha transformado la cucina povera en una de las más originales y sabrosas del Mediterráneo.  

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De los entrantes a los postres: ¿qué comer en Malta?
El viajero que aterriza en esta isla mediterránea debe olvidarse de la dieta y de las calorías. No es que la cocina maltesa no sea saludable, pero para degustar todas sus exquisiteces conviene ser un poco más flexible en cuanto a raciones e ingredientes. 

A los malteses no solo les gusta comer bien sino comer en abundancia, por lo que las raciones suelen ser siempre bastante generosas. Compartir plato o reducir la ingesta de ftira, el pan tradicional de forma plana y con un agujero en el medio, son trucos que funcionan. ¡Pero cuesta tanto renunciar a las delicias culinarias de este país!
Calentando motores con los entrantes
Hobza: rebanadas de pan con aceite y tomate, muy al estilo mediterráneo. El toque distintivo se lo da el incluir en la receta una rebanada de queso gbejniet, típico de la isla de Gozo. 

Bigilla: es la versión maltesa del humus. En lugar de emplear garbanzos como ingrediente principal se utilizan alubias moradas, lo que le da un aspecto colorido muy apetecible. La guindilla triturada aporta un toque picante que se rebaja al servir este entrante con queso de cabra y pan tradicional. 
Primeros platos con solera
Timpana: de entre todos los platos de pasta de la cocina maltesa, este es el más famoso (y contundente). La timpana es una versión premium de los macarrones con tomate. Para su elaboración se emplean grandes macarrones rellenos con carne y huevo duro que antes del horneado son cubiertos por una capa de hojaldre. 

Lampuki: es el plato de pescado más famoso del país. Realmente el nombre hace referencia a la especie, una dorada que habita en aguas maltesas. A partir de este ingrediente principal, el lampuki se puede servir al horno, a la brasa, frito o en forma de pastel con espinacas y aceitunas. 

Stuffa Tal Fenek: este estofado de conejo tiene una preparación muy elaborada. Aparte del adobado especial de la carne, esta debe ser cocinada a fuego lento durante varias horas con un sofrito de vino y tomate para que quede blanda y jugosa. Habitualmente se sirve con patatas.  

Acabar con buen sabor de boca
• Qaghaq: son típicos del Carnaval y la Navidad, pero en muchas pastelerías de Malta se pueden encontrar en cualquier época del año. Y es que resultaría muy duro esperar a fechas tan señaladas del año para degustar estos hojaldres rellenos de aromáticas mezclas de mermelada, canela, limón, vainilla y almíbar. 

• Imqaret: el origen árabe de este postre se pone de manifiesto en la combinación de ingredientes de su receta. El imqaret combina dátiles y cítricos con especias y miel. Una dulce tentación que en ocasiones se acompaña con helado.  

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