Entre a la ciudad tal y como lo hicieron los ciudadanos de siglos pasados atravesando la puerta de Palmas. Construida en el siglo XVI, la entrada es el último vestigio de las murallas que, en su día, rodeaban la urbe. La entrada arqueada separa dos torres gemelas de mampostería, rematadas con almenas. La estructura sirvió como prisión real hasta el siglo XIX. Y no se pierda los pequeños detalles. Acérquese para ver inscripciones, estatuas de reyes españoles y el escudo de armas del emperador Carlos V. En el interior, una pequeña capilla alberga una estatua de Nuestra Señora de los Ángeles.
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