1. La muralla y sus puertas de entrada
La capital maltesa está protegida por muros de más de 50 metros de altura, fosos y torreones que hacen impensable un nuevo asedio a la ciudad. ¿Cómo acceder a esta urbe infranqueable? La mejor opción en la Bieb il-Belt o “Puerta de la ciudad”. En realidad, se trata de la quinta puerta erigida en este lugar desde la construcción de la Porta San Giorgio en 1569. Se ubica en el extremo oeste de la capital y conecta el corazón de La Valeta con la emblemática Fuente de los Tritones.
2. Los tesoros de la Concatedral de San Juan de Malta
Las apariencias engañan y, bajo ese aspecto convencional que presenta el exterior del templo, se esconden algunos de los tesoros artísticos más importantes del país. La Concatedral de Malta fue en sus orígenes la iglesia de los Caballeros de la Orden de San Juan, conocidos también como Caballeros de la Orden de Malta. Es uno de los ejemplos más representativos del barroco en la isla, donde cada centímetro de superficie está decorado en mármol o tallado con querubines y símbolos heráldicos.
3. El imponente fuerte de San Telmo
Símbolo defensivo de la ciudad y uno de los bastiones que sobrevivieron al ataque otomano y a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Desde lo alto de la península de Sciberras, el fuerte de San Telmo sigue siendo un símbolo de resistencia desde cuyas torres se tienen unas vistas espectaculares sobre el Gran Puerto.
4. El cambio de guardia en el Palacio del Gran Maestre
Hay que cuadrar bien las fechas del viaje para pasar por La Valeta el primer viernes de cada mes. Es en este día cuando se celebra el cambio de guardia en el Palacio del Gran Maestre. Esta peculiar ceremonia de una hora de duración incluye desfile y banda militar recorriendo las principales calles de la ciudad. Un majestuoso espectáculo que sigue siendo el orgullo de los valeteses.
5. Lo que oculta la ciudad bajo la piel
Se estima que alrededor de 6.700 toneladas de munición cayeron sobre La Valeta en abril de 1942, convirtiéndose en una de las ciudades más bombardeadas de Europa. Las difíciles circunstancias vividas durante la Segunda Guerra Mundial obligaron a la construcción de una red de túneles que todavía hoy serpentean bajo las calles de la ciudad. La mayoría fueron cerrados al público, pero todavía es posible hacerse una idea del papel desempeñado por estos refugios subterráneos visitando las Salas de Guerra Lascaris, bajo los Jardines del Alto Barrakka.
6. El auténtico desayuno maltés
Es importante empezar la jornada con energía. El desayuno típico maltés tiene todos los ingredientes: un café espresso o capuccino y un pastizzi, pastelitos de hojaldre rellenos de guisantes o ricotta. Por su cercanía a Italia y su pertenencia durante mucho tiempo al imperio británico, la cocina maltesa tiene guiños culinarios a ambas culturas.
Una buena opción para hacer este recorrido por la capital maltesa es alojarse en el
Mercure St. Julian's Malta, a muy pocos kilómetros de todo lo que hay que ver en La Valeta. Un lugar perfecto para el ocio y el descanso cerca de los principales atractivos turísticos y naturales de la isla.