Dichos y expresiones para conocer mejor a los extremeños
El libro vivo que forja su personalidad. Pero al mismo tiempo son una forma de mostrase al visitante. Y también una manera de reivindicar la singularidad ya sea gastronómica, paisajística, cultural o social. Extremadura es sin duda una región con unas costumbres muy arraigadas. Ese es uno de sus grandes valores. Conocerlas ayuda a enriquecerse y también a disfrutar aún más de un viaje a esta comunidad. Badajoz puede ser el perfecto destino para una escapada que sirva para moverse por otros puntos de la siempre atractiva geografía extremeña. Y si hablamos de la capital pacense hay que hacerlo del hotel Mercure Río Badajoz, un alojamiento moderno y cómodo con vistas al Guadiana que permitirá exprimir el viaje con más intensidad.
Para pasar por un extremeño más en Badajoz no habrá que remarcar la z final, simplemente quedarse en Badahó. Además hay que ponerse en plan cariñoso y empezar a hacer un uso indiscriminado de los diminutivos. Muchachino, pequeñino, perrino… No es que todo por estas tierras sea pequeño, es que en Extremadura se pone una dosis extra de mimo. Por otro lado, todos los objetos se convierten como por arte de magia en “bichos” o “cacharros”. Da igual que sea un coche, una lavadora o unas cañas de cerveza.
Y luego está el refranero popular que nunca falla. “Si viene abierto por Monsaraz, coge la yunta y ponte arar”. Quiere decir que si se avistan claros en la vecina Portugal, el buen tiempo en los próximos días está garantizado. “Si quieres estar bien “colorá” cómete una buena “pringá”, aseguran los extremeños para dejar claro que la también llamada cachuela o caldillo (hígado de cerdo frito con manteca, pimentón, especias, ajo, cebolla…) da energías para aguantar lo que haga falta.