La Quinta de los Molinos, en la calle de Alcalá, cuenta con unas 25 hectáreas de terreno y una gran cantidad de olivares, pinos y eucaliptos, además de fuentes y un lago. Exuda encanto durante todo el año, aunque el mejor momento para visitarlo es en las dos o tres semanas entre finales de febrero y principios de marzo. ¿La razón? Porque es cuando los numerosos almendros del parque están en flor. La rotunda y desarmante belleza de las flores blancas y rosas, su aroma embriagador y la sensación de asombro que provocan le transportarán a otro momento en otro lugar, lejos del exuberante y vibrante casco urbano de Madrid. ¡El sitio perfecto para ver las horas pasar disfrutando de un pícnic o un buen libro!
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