En 1916, Vadim Maslov, un joven oficial ruso del ejército francés, fue herido en combate y trasladado al hospital militar de Vittel, ciudad balneario a la que solo civiles con un pase podían acceder. Mientras, en París, una mujer influyente enamorada de Maslov estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para volver a verle. Se llamaba Mata Hari y, bajo el nombre en clave de H-21, era una agente de los servicios de inteligencia alemanes. Para obtener la codiciada autorización para entrar en Vittel, cerró un trato con el director de contraespionaje francés en lo que resultó ser una negociación arriesgada que aceleró su caída. En 1917, la guapa espía fue declarada culpable de espionaje y murió de un disparo. Un siglo después, es imposible pasar por Vittel sin pensar en el trágico destino de la chica Bond original perdidamente enamorada.
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