El casino de La Baule's no fue siempre un paraíso para las apuestas. Durante la Primera Guerra Mundial, este edificio clásico sirvió como hospital militar. Este arreglo temporal (28 meses) fue posible gracias al director general, sumamente conmovido por las historias de soldados franceses heridos. Primero, Louis Ferrat convirtió la sala Petits-Chevaux en un dormitorio. Después, se esparcieron balas de heno en el suelo de la sala de juego para acomodar a una segunda oleada de soldados. El carácter caritativo de Ferrat era contagioso, ya que el director de Le Royal, el señor Vallée, mandó instalar 20 camas en el salón de baile de su lujoso hotel. Si pasea por la bahía de Pouliguen y pasa junto a estos edificios, cierre los ojos y escuche el romper de las olas que durante siglos, como los residentes de La Baule, han acogido y reconfortado a visitantes lejanos.
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