La ruta de los anticuarios de Barcelona

Una de las tierras más creativas del viejo continente, pero también con mayor gusto por coleccionar el arte antiguo.  

Conoce los anticuarios de barcelona
Una ciudad con puerto, cercana a la frontera con Francia y que siempre ha sido cuna o lecho de los más grandes artistas europeos. Hay cosas que solo pueden suceder en Barcelona: fábrica de obras de arte y almacén de reliquias.  

Hace no tanto los anticuarios y coleccionistas se integraban en el paisaje barcelonés entre selectos cafés y tiendas de ultramarinos. Las maravillas que exhibían sus escaparates paralizaban al transeúnte en las calles más importantes de la ciudad. El mercado ha evolucionado y hoy resulta más complicado encontrarlos, pero están ahí.   

Gran parte de las tiendas de antigüedades se concentraban en la calle Consejo de Ciento y en los alrededores de la Diputación de Barcelona, pero cambiaron los tiempos. Las ventas de antigüedades bajaron al mismo ritmo que subían los precios de los alquileres. A los amantes de los objetos antiguos más valiosos no les quedó más remedio que dispersarse por toda la ciudad.  

La ruta de los anticuarios de Barcelona toca casi todos los puntos de la ciudad: de norte a sur y de este a oeste. El Hotel Mercure Barcelona Condor se encuentra en plena vía Augusta -en el epicentro de la ciudad- y está perfectamente conectado con los distritos del arte barcelonés más veterano. 
Consejo de Ciento: arteria del coleccionismo catalán 
Precisamente en el Consejo de Ciento aún se encuentra la afamada Galería Gothsland. En su leitmotiv figura "la difusión del modernismo catalán", pero cuando acumulas ya cuatro décadas de existencia y trabajo, el modernismo de hace 40 años también se convierte en antigüedad. De hecho, la Galería Gothsland es habitual en la celebración nacional del Salón de Anticuarios y presume de reliquias de un valor incalculable. 

Sin salir de Consejo de Ciento, si al concepto de antigüedad queremos añadirle unos cuantos siglos más habría que acudir a la Galería F. Cervera. Una fastuosa colección de piezas arqueológicas que datan del imperio romano, Egipto, Grecia, Etruria y los rincones más prolíficos de Asia. Vestigios cuyo valor histórico les permitirá estar en cualquier museo de historia del arte, pero forman parte de un catálogo de ventas. 
Grandes bulevares y galerías del arte antiguo 
Un punto de visita obligatorio para una ruta de los anticuarios de Barcelona es el Bulevard dels Antiquaris. Situado en pleno paseo de Gracia, un acceso con escaleras conduce a una entreplanta en la que se ha formado el equivalente a un centro comercial de las reliquias. Más de 70 negocios de distintas ramas de antigüedades -y también arte contemporáneo- comparten un mismo espacio con el fin de cubrir cualquier tipo de afición por lo vetusto. 

El Bulevard ha adquirido una enorme relevancia dentro del sector y ya se autodefine como "el primer núcleo de antigüedades de Barcelona". 

Hablar de coleccionistas de antigüedades en Barcelona es hablar de Artur Ramón. Sus galerías eran lugares de culto en el Barrio Gótico. Cuatro espectaculares exposiciones en la calle de la Paja que han evolucionado hacia el actual espacio en el Carrer de Bailén. Artur Ramón Art es un órgano vital del arte en Barcelona y, aunque ha reenfocado su marketing hacia el arte, no ha perdido su vínculo con la antigüedad. Las piezas más relevantes del fondo privado están a la vista de cualquier visitante... y al alcance de solo unos pocos bolsillos. 
Libros antiguos, juguetes y pequeños tesoros 
Fuera de galerías y bulevares todavía se conservan negocios familiares dedicados a la compra y venta de objetos antiguos. Los libros son uno de los productos que más pasión destacan entre los entendidos de lo vetusto. En la calle Aribau echó raíces la Librería Anticuaria Gibernau, que protege en sus vitrinas legajos de hace más de cinco siglos. Es una delicia pasear entre manuscritos, periódicos antiguos, postales de entreguerra o carteles publicitarios que evocan épocas ya muy lejanas. 

Una última parada para cerrar el tour con una sonrisa es la Juguetería Abella. Durante más de medio siglo ha ido moldeando un catálogo de juguetes antiguos que despierta el interés de coleccionistas de todo el mundo. Por su exclusividad y su conservación, son piezas que han trascendido del entretenimiento al arte. Y del arte, a la emoción, que es de lo que se tratan las antigüedades. 
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